¿Cuántas veces hemos escuchado por televisión o radio el elogio a tal
o cual personaje, generalmente dirigido a la juventud, por romper “las reglas”?
¿Cuántas veces hemos escuchado un elogio a la “valentía” de quiénes se
enarbolan con las banderas de la transgresión?
Generalmente esta “transgresión” a “las reglas” o a las “leyes”, según
la cultura predominante que se emite por los medios, es un velado aplauso a lo
que pudiera haber de vestigio u orden cristiano en aquellas leyes quebrantadas
por aplaudible personaje. Es el aplauso a la mentalidad progresista que busca
aplastar el pasado cristiano de la sociedad.
Encontré una clara respuesta a esa cultura a través de las palabras
del gran Chesterton:
“En realidad,
atacar cosas caducas y anticuadas no supone ningún coraje, no supone más que el
que se necesita para agredir a la propia abuela. El hombre realmente valiente
es aquel que desafía tiranías jóvenes como el alba, supersticiones frescas como
las primicias en flor (…) Aquel a quien le importa tan poco lo que será como lo
que ha sido; a quien solo le importa lo que debería ser.”
Porque, como dicen en otra parte nuestro querido autor:
“A cada época la
salva un pequeño puñado de hombres que tienen el coraje de ser inactuales”.
El verdadero valiente, es aquél que tiene el coraje de ser inactual.